El hermano Mark llamó al pastor de su iglesia con malas noticias. Habían entrado a robar en la iglesia y se habían llevado el ordenador, los micrófonos, el proyector y la mesa de mezclas. Además, la puerta había sufrido daños y parecía que había restos de incendios. La policía científica dijo que se trataba de un intento de incendio provocado.
Las iglesias adventistas pueden ser especialmente vulnerables a los delitos, porque no suelen estar abiertas más de dos veces a la semana. La gente con malas intenciones, al darse cuenta de este patrón, puede aprovechar cualquier oportunidad para cumplir sus fechorías.Cuanto más tiempo estén cerradas nuestras iglesias, mayor es la probabilidad de que los delincuentes organizados o los oportunistas se aprovechen de las propiedades desocupadas. Robos, vandalismo o desperfectos causados por el agua o el fuego, además de otros daños malintencionados, como el incendio premeditado, son solo algunas de las pérdidas que pueden ocurrir mientras las iglesias están cerradas.
Por eso es importante proteger nuestras instalaciones. Como buenos administradores, debemos hacer todo lo posible para mantener a salvo nuestras iglesias y evitar pérdidas.
Estos son algunos consejos para mejorar la seguridad de sus instalaciones:
- Evaluar el riesgo. Este es el primer paso para establecer el nivel de seguridad necesario en su caso. Observe si la propiedad está en una zona con un elevado índice de delitos o si es especialmente vulnerable, bien porque está en un lugar muy visible (donde cualquiera que pase pueda ver el equipo y los objetos de valor en el interior) o porque esté en una zona lejana o aislada (lo que facilitaría que personas con malas intenciones entraran a robar).
- Poner en macha las mejoras de inmediato. No tiene sentido evaluar los riesgos para después retrasar el momento de solucionar los puntos débiles identificados y los fallos de seguridad. Busque soluciones entre la gran variedad de opciones de seguridad disponibles, como buzones con cierre de seguridad, mejores cerraduras, un alambrado más seguro, luces de seguridad, alarma las 24 horas o sistemas de cámaras de vigilancia por circuito cerrado y tecnologías de vídeo. Hay una solución o un conjunto de soluciones que se pueden adaptar a cualquier instalación y a cualquier presupuesto.
- Protegerse contra el robo. Revise el vallado del perímetro y todos los posibles puntos de entrada, incluidas puertas y ventanas. Mantenga el equipo de valor, como ordenadores, portátiles, sistemas audiovisuales, etc., fuera de la vista.
- Protegerse contra los daños causados por el agua. Durante el invierno, la lluvia, la nieve y las bajas temperaturas pueden afectar a los edificios vacíos, y eso aumenta la probabilidad de daños causados por el agua, debidos a tuberías reventadas o fugas y filtraciones. Si su iglesia va a estar cerrada por un largo período durante los meses de frío, asegúrese de que apaga y drena todos los servicios de agua para evitar que el sistema se congele.
- Protegerse contra los fuegos de origen eléctrico. Debe apagar y desconectar los equipos eléctricos. De este modo, minimizará el riesgo de fuegos de origen eléctrico.
- Hacer revisiones frecuentes. Es muy importante que se revisen las instalaciones con frecuencia para ver si las inclemencias climáticas han ocasionado algún desperfecto o ha habido algún intento de robo. Esto puede resultar pesado para una sola persona; por eso, es bueno que piense en involucrar a más gente y organice turnos rotativos para que se inspeccione la propiedad con frecuencia, sobre todo si va a estar cerrada por más tiempo de lo habitual.
Estar preparado no significa que estemos esperando que pasen cosas malas, ni tampoco elimina todos los riesgos de pérdida, pero demuestra que estamos poniendo todo de nuestra parte, dentro de nuestras posibilidades y circunstancias, para cuidar los bienes de la iglesia mientras seguimos confiando en Dios para que nos proteja.
Si tenemos que volver al confinamiento, seguir los pasos mencionados en este artículo ayudará a garantizar que las propiedades estén a salvo mientras estén cerradas, sea por poco o mucho tiempo. Juntos podemos seguir estando a salvo y garantizar la seguridad de nuestros edificios.
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