El personal docente lleva meses notando signos de daños por agua en el techo de una de sus aulas. El conserje ha tratado de localizar el origen del problema y se ha dado cuenta de que el tejado, que se construyó hace ya 20 años, tenía grietas y estas provocaban una pequeña fuga cada vez que llovía. El consejo escolar pospuso la reparación del techo debido a motivos económicos, ya que tenían que encargarse de otros asuntos “más urgentes”. Fue pasando el tiempo y, después de unas lluvias muy intensas en esa zona, el techo se fue humedeciendo cada vez más hasta que acabó colapsando, junto con parte del tejado.
La primera reacción es presentar una reclamación ante su seguro inmobiliario. Imaginen la decepción del director de la escuela cuando le comunican que el seguro no va a pagar la reparación del techo ni del tejado. La escuela, que ya estaba pasando por problemas económicos, tiene que pagar además una costosa factura.En este ejemplo hipotético, el seguro inmobiliario no pudo hacerse cargo porque la causa de los daños constituye una exclusión. Los daños ocasionados por falta de mantenimiento están excluidos en la póliza. De ahí la importancia de mantener sus edificios y su equipo en buen estado.
"El secreto de un paisaje bonito no es la creación... es el mantenimiento". — Michael Dolan[1]
El concepto que expresa la cita de Michael Dolan puede aplicarse a muchas áreas de nuestra vida, como nuestra salud, nuestras relaciones o nuestros bienes. Los grandes problemas suelen estar ocasionados por pequeños descuidos que pueden prevenirse. En lo que respecta a los bienes, solemos actuar cuando algo sale mal o se rompe. Tendemos a reaccionar cuando ya ha sucedido el daño, lo que no está mal, pero ¿es suficiente? ¿Existe una manera mejor de actuar?
Hay situaciones en las que es necesario un enfoque reactivo: un equipo que falla, una bombilla que se funde, una batería que se descarga, etc. Sin embargo, siempre que sea posible se recomienda llevar un mantenimiento preventivo para establecer un procedimiento a seguir en caso de una avería. Podemos prestar atención a las estadísticas sobre el funcionamiento esperado del equipo o la vida útil de un objeto.
Pongamos como ejemplo los tejados. Hay muchos factores distintos que influyen a la hora de valorar la vida útil de un tejado, como, por ejemplo, el ángulo (si es un tejado plano o inclinado) y el material empleado (tejas de arcilla o de hormigón, tejas de pizarra, tejas de fibra de cemento, etc.). Podemos determinar cuánto tiempo debería durar un tejado; sin embargo, es posible ampliar esa duración mediante un plan de mantenimiento preventivo.
Mantenimiento preventivo
Sea cual sea el tipo de tejado o de material usado, puede aplicarse el principio del mantenimiento preventivo. De hecho, puede usarse no solo en los tejados, sino también en edificios o en equipos:- Inspeccionar. Consiga a un profesional para que lleve a cabo una inspección profunda del interior y el exterior del edificio. De este modo, podrá detectar cualquier problema como grietas, deterioro, fieltros expuestos, moho, puntos débiles, etc. Inspeccione las canaletas, el sellante y los agujeros del tejado como tuberías u otros componentes que sobresalgan de la superficie del tejado.
- Limpiar y despejar. Elimine cualquier arbusto o mata del edificio que pueda ocasionar problemas de humedades. Quite los escombros y despeje los desagües. Los desagües obstruidos pueden ocasionar charcos y, en consecuencia, fugas o daño estructural.
- Reparar o sustituir lo que sea necesario. La reparación de los pequeños defectos antes de que se vuelvan problemas graves puede ahorrarnos gastos más costosos en el futuro. ¡Es posible detener las fugas incluso antes de que empiecen!
Adventist Risk Management (ARM) ha preparado unos formularios de mantenimiento que están organizados por estaciones. Cada uno tiene categorías principales como “mantenimiento del exterior” y “mantenimiento del interior”, incluido el equipo. Le ayudarán a identificar riesgos adicionales, vulnerabilidades y problemas de mantenimiento específicos de cada estación del año. Visite este enlace para obtener más información: https://adventistrisk.org/en-us/safety-resources/church-safety
Reparta la carga
Considere la posibilidad de ir ahorrando dinero con asiduidad para sustituir o actualizar el equipo cuando sea necesario. Trabaje con el tesorero de su iglesia o con el equipo de finanzas y la junta directiva para establecer un fondo de manera que se puedan cubrir de inmediato los gastos relacionados con el mantenimiento.Al disponer de un fondo, podrá sustituir, por ejemplo, los electrodomésticos de la cocina de la iglesia cuando lleguen al final de su vida útil. También podrá planear trabajos de mantenimiento como pintar. Planee pintar una o dos salas cada año, dependiendo del tamaño de su edificio. De este modo, el edificio estará limpio y en buen estado con el paso de los años, y se repartirán los costes y la carga de trabajo.
Estamos a su disposición cuando nos necesite
La misión de Adventist Risk Management es proteger sus ministerios y los bienes de la Iglesia adventista del séptimo día. Un buen plan de mantenimiento le ayudará a evitar pérdidas, pero puede que no elimine la posibilidad de daños o roturas en su propiedad. Si ocurre alguna pérdida que esté cubierta, ARM está a su disposición y abonará los gastos derivados de dicha pérdida.Referencias:
[1] Michael Dolan's quote from AZQuotes: https://www.azquotes.com/author/25372-Michael_Dolan
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