El sábado a la mañana, el diácono en jefe llegó a la iglesia con la intención de abrirla para los servicios de ese día. Quedó consternado al descubrir que una de las puertas principales de la iglesia estaba destrozada y que había vidrios desparramados por todas partes. Llamó inmediatamente a la policía, y esperó a que esta llegara antes de entrar al edificio. También llamó al pastor para advertirle sobre el incidente. Una vez despejado el edificio, el diácono, el pastor y la policía ingresaron al edificio para evaluar los daños y verificar los elementos robados. No llevó mucho tiempo darse cuenta de que el robo había ocasionado pérdidas significativas para la iglesia. Entre las pérdidas había computadoras portátiles, equipos de audio, video y otros equipos, con una pérdida estimada de $200 000.
¿Cómo y por qué ocurrió?
¿Estamos ayudando a los ladrones?
En primer lugar, es importante entender que el robo suele ser un delito de oportunidad. No nos damos cuenta de que nuestras acciones desempeñan un papel importante y hacen propicias estas ocasiones. En el escenario anterior, los líderes de la iglesia consideraron que se tardaba demasiado tiempo en instalar y desmontar la importante cantidad de equipos de televisión todas las semanas. Para ahorrar tiempo, decidieron dejar fuera todos los equipos. Los líderes de la iglesia no se dieron cuenta de que esta decisión dejaría abierta la oportunidad para que se perpetrase un robo.Otros factores, como los arbustos demasiado crecidos cerca del edificio, una iluminación exterior insuficiente, la falta de cámaras de seguridad o alarmas contra robos, aumentan la vulnerabilidad de una iglesia o escuela. La falta de estos elementos de disuasión ofrece a posibles ladrones la oportunidad de mirar por las ventanas desde lugares lejanos y ver qué pueden llevarse. Es una invitación abierta para que los ladrones irrumpan y roben los equipos.
Lamentablemente esta iglesia no realizó un mantenimiento regular del terreno y se convirtió en un objetivo fácil y expuesto. Además, los ladrones decidieron ingresar por la puerta principal debido a sus cristales delgados y al mecanismo malo de cierre.
Prevenir robos en su iglesia
Debido a que en nuestra iglesia no ocurren delitos todos los días, muchos de nosotros nos hemos vuelto demasiado confiados. Esta forma de pensar laxa afecta nuestra capacidad general para proteger nuestros edificios y su contenido, y también a los miembros de nuestra iglesia. Dudamos de que sea necesario desarrollar o mantener programas de seguridad y control de riesgos, incluida la creación de planes para la prevención de robos.¿Qué podría haber hecho esta iglesia en forma diferente para prevenir el robo?
- Hacer que un oficial de seguridad y un comité de seguridad determinen el nivel de riesgo general y comprender las vulnerabilidades de la iglesia.
- Desarrollar una estrategia para combatir y solucionar estos problemas y puntos débiles.
- Considerar la instalación de una alarma contra robos y cámaras de seguridad, tanto dentro como fuera del edificio.
- Presentar los hallazgos a la junta directiva de la iglesia con el objetivo de obtener fondos para abordar las mejoras de seguridad necesarias.
- Desarrollar un plan para proteger el santuario o los equipos más grandes, si los equipos deben dejarse fuera.
- Guardar bajo llave los elementos más pequeños, y oscurecer las ventanas para evitar que los equipos sean visibles para quienes están fuera. Si no es posible, volver a considerar que los equipos se retiren y guarden en un almacén seguro todas las semanas.
- Utilizar el formulario de autoinspección de la iglesia para llevar a cabo inspecciones de seguridad en forma regular.
- Desarrollar un buen plan de mantenimiento.
- Así se contribuye a mantener y proporcionar luz exterior suficiente para la iglesia, las entradas y los estacionamientos.
- Elaborar un programa para contratar una empresa que pode los árboles y arbustos.
- Hacer inspeccionar las puertas y realizar un mantenimiento para que sean más seguras.
- Llevar un inventario actualizado de los equipos.