La comunicación es poderoso. Sin embargo, el mal uso y la mala interpretación del lenguaje pueden causar confusiones y perjudicar relaciones que lastiman tanto al remitente como al destinatario.
Gran parte de nuestro lenguaje actual se comunica por vía electrónica a través de mensajes de texto, publicaciones en redes sociales y correos electrónicos. Todos los que usamos comunicaciones electrónicas —niños, adolescentes y adultos— podemos usar mal y malinterpretar el lenguaje que se comunica por vía electrónica. De ahí la importancia de prestar atención al uso y cuidado de las palabras durante las comunicaciones electrónicas.3 maneras de minimizar el mal uso y la mala interpretación de las comunicaciones electrónicas
1. Revisar y reformular
Cuando somos niños nos enseñan a pensar siempre antes de hablar. Este mismo principio debería aplicarse al enviar comunicaciones electrónicas. Aquello que escribimos y enviamos no puede deshacerse. Por este motivo, primero deberíamos escribir el mensaje deseado, leerlo en voz alta y revisarlo haciendo las correcciones necesarias antes de enviar. Si seguimos estos pasos será mayor la probabilidad de que el mensaje del remitente se reciba de la manera deseada.También puede haber mala interpretación debido a la separación física de las palabras escritas, que hace que sea difícil comprender su significado. Incluso después de revisados los mensajes, sus destinatarios podrían entenderlos mal o malinterpretarlos. Antes de hacer suposiciones erróneas, pida aclaraciones. Una vez que el destinatario pida aclaraciones, el remitente advertirá que algo no está claro, y así tendrá la oportunidad de reformular el mensaje y completar su significado.
2. Consultar primero el padre o tutor
Los educadores, pastores y todos los demás líderes deberían evitar las comunicaciones privadas con menores, especialmente sin autorización previa del padre, de la madre o del tutor. De ser posible, debe incluirse a un tercero. Priorizar a los padres y tutores en las comunicaciones demuestra transparencia más que exclusividad. Y lo más importante, los padres estarán al tanto de su función y de sus interacciones con su hijo. Incluir a un tercero ofrece otro par de ojos para la revisión, y puede ayudar a aclarar cualquier malentendido, limitar eventuales acusaciones y actuar como testigo.3. Los descargos en los correos electrónicos pueden ser una salvación
¿Alguna vez observó un párrafo breve debajo de una firma de correo electrónico? Ese párrafo suele conocerse como descargo o aviso de confidencialidad. El diccionario define el descargo como «la negación o el desmentido de un reclamo legal; renuncia o rechazo formal a aceptar un interés o un bien; un escrito que expresa una negación legal». Esencialmente, un descargo en la firma del correo electrónico establece un acuerdo con el remitente y su destinatario. El descargo puede vincular a las personas en una obligación de no divulgación, e implica que el remitente y su destinatario, ya sea el destinatario previsto o uno erróneo, no deberá divulgar el contenido del correo electrónico con ningún propósito.Compare un descargo de correo electrónico con un contrato. El correo electrónico solo debería ser leído por el destinatario previsto. Si un destinatario recibe por error y lee el contenido del correo electrónico, deberá notificar al remitente y mantener la confidencialidad. Los líderes de la iglesia deberían incorporar los descargos a la firma de correo electrónico como medida preventiva y preservar la privacidad del correo electrónico, lo cual, a su vez, promoverá la calidad del liderazgo y la comunicación con otros.
Aunque debería definir junto a su conferencia y a un asesor legal local el descargo de correo electrónico utilizado en su organización, el siguiente podría ser un ejemplo:
AVISO DE CONFIDENCIALIDAD: Este correo electrónico está destinado solamente a la persona o entidad a la que va dirigido y es confidencial. Se prohíbe cualquier revisión, uso o divulgación no autorizados. Si lo recibió por error, comuníquese con el remitente y elimine todas las copias del correo electrónico y sus adjuntos.
Gestionar el uso de dispositivos en las funciones del ministerio
Los dispositivos de comunicación electrónica también pueden ser tanto una ayuda como un riesgo en las funciones del ministerio. Por ejemplo, usar una computadora portátil durante reuniones de liderazgo puede ser muy útil para tomar nota de las decisiones importantes tomadas durante las reuniones. Sin embargo, el uso de esa misma computadora portátil puede convertirse en un riesgo si se utilizan las funciones de grabación de video o audio y luego se envían fuera de contexto a alguien que quizá ni siquiera haya estado presente en la reunión. El acto de grabar sin el conocimiento y consentimiento de los participantes es ilegal en muchas jurisdicciones.Gestionar el uso de este tipo de dispositivos es esencial, y las políticas para su uso establecidas por su conferencia podrían ser amplias o variar según cada ministerio. Para establecer estas directrices, reúnase con los líderes de su ministerio para determinar cuándo es apropiado y cuándo podría ser inoportuno usar estos dispositivos durante sus funciones ministeriales.
Considere este escenario: un director de comunicaciones de la iglesia utiliza su dispositivo móvil personal para gestionar las redes sociales de la iglesia. ¿La iglesia debería establecer expectativas sobre qué dispositivos, requisitos de seguridad y prácticas corresponden a este uso? Supongamos que roban el dispositivo del director de comunicaciones. Este posee mecanismos de seguridad limitados y fácilmente vulnerables. Ahora las cuentas accesibles desde ese dispositivo están vulneradas. El ladrón puede recoger datos protegidos, publicar información en los canales de la iglesia, y ha logrado apropiarse con éxito de los mensajes y la marca de la iglesia. La iglesia tiene la expectativa razonable de que los usuarios deberían tener funciones de protección para controlar estas herramientas e ingresar a ellas.