La Iglesia Adventista de hoy no es la misma iglesia de hace solo algunos años. ¿Sabía que nuestra denominación tiene más de 20 millones de miembros en todo el mundo? Hace solo 10 años, ese número era de 16 millones de miembros. Las actitudes y las diferencias generacionales son evidentes en cuanto a cómo nos relacionamos unos con otros y con la iglesia como organización. En una época, un miembro de la iglesia no consideraba demandar a la iglesia. Hoy en día, los miembros de la iglesia presentan muchas demandas contra la iglesia. Bueno o malo, esta es la manera en que se procesan el riesgo y la rendición de cuentas en nuestra sociedad.
Los factores externos también han cambiado. La naturaleza litigiosa del mundo occidental ha aumentado, mientras que la cantidad promedio de acuerdos de demandas ha aumentado de manera espectacular. Muchos elementos de nuestra sociedad son menos comprensivos con las personas de fe y las organizaciones grandes como la iglesia. Se espera que las organizaciones de nuestra envergadura implementen políticas, controles y procesos efectivos y que se estos se obedezcan.Gestión de riesgos y misión
El motivo por el que las organizaciones participan en el proceso de gestión de riesgos es que identifican problemas potenciales antes de que ocurran. Eso les ofrece la oportunidad de planificar actividades de manejo de riesgos e implementarlas según sea necesario a lo largo de la vida del proyecto para mitigar los efectos adversos sobre el logro de objetivos. En resumen, gestión de riesgos significa realizar la planificación y preparación para garantizar que podamos hacer y seguir haciendo las cosas bien (ministerio). Por ese motivo la gestión de riesgos es tan fundamental para el ministerio de nuestra iglesia en este momento de la historia.Entonces, ¿por qué es tan difícil hablar de gestión de riesgos? Los seres humanos tenemos numerosas trampas cognitivo-conductuales y, si no nos protegemos de ellas, estas evitarán que nos veamos a nosotros mismos y los riesgos externos de manera objetiva. Robert S. Kaplan y Anette Mikes escribieron sobre algunas de estas trampas en su artículo en colaboración para la Harvard Business Review, titulado Managing Risks: A New Framework (Gestión de riesgos: un nuevo marco):
«Además, anclamos nuestros cálculos a pruebas fácilmente disponibles, a pesar del peligro conocido de hacer extrapolaciones lineales de la historia reciente hacia un futuro altamente incierto y variable. A menudo empeoramos este problema con un sesgo de confirmación, que nos lleva a favorecer la información que apoya nuestras posiciones (en general, éxitos) y omitimos información que las contradice (generalmente los fracasos). Cuando los acontecimientos se alejan de nuestras expectativas, tendemos a intensificar el compromiso, derivando de manera irracional aún más recursos hacia nuestro camino a seguir erróneo, malgastando el dinero».
La iglesia participa en numerosos ministerios. Constantemente se evalúan nuevas ideas y se lanzan iniciativas nuevas. En una iglesia, un grupo de diáconos decide crear un «ministerio de motosierra» para ayudar a despejar árboles y ramas caídos después de un ventarrón. En otra, un consejero decide establecer un grupo de apoyo con consejeros profesionales para reunirse con los participantes de la iglesia. Para alcanzar a más ojos y oídos, muchas iglesias han comenzado a difundir sus servicios por Internet.
¿Son ideas buenas? Quizá. Sin embargo, ¿la organización mayor (la conferencia) sabe que será responsable de este ministerio? ¿Se conocen y se comprenden los riesgos? ¿Han decidido a sabiendas asumir ese riesgo y tomar las medidas necesarias para garantizar que se haga correctamente? ¿Han tenido en cuenta la capacitación, los equipos, los procedimientos y el seguro?
Usando un ejemplo diferente, consideremos una organización grande que coordina profesionales para brindar servicios profesionales; ¿se los ha evaluado correctamente y se los ha asegurado? ¿Y la privacidad y seguridad de toda la documentación relacionada con esos servicios profesionales?
Con demasiada frecuencia estas preguntas tienen pocas respuestas. Las personas con buenas ideas pueden confiar en los fondos ilimitados de la organización mayor, «la iglesia», para recoger los pedazos si se producen pérdidas o demandas. Deciden no participar en el proceso de gestión de riesgos combinado con el proceso de planificación estratégica. Como personas, es posible que tengamos el corazón en el lugar correcto. Sin embargo, también debemos incluir la comprensión de la naturaleza de nuestras organizaciones y un enfoque claro de la misión de nuestra organización para nuestra planificación.
Permanecer enfocados
El peligro estriba en creer que necesitamos más ideas e iniciativas. Como me dijo una vez un mentor: «No necesito más buenas ideas, necesito personas capaces de ejecutar las ideas que ya hemos elegido».«Dirige la mirada hacia adelante; fíjate en lo que tienes delante de tus ojos.» Proverbios 4:25 (RVC)
Quizá haya oído hablar del Principio de Pareto: concéntrese en el 20 por ciento de su trabajo, que generará el 80 por ciento de los resultados. ¿Qué ocurriría con los riesgos que hoy enfrenta la iglesia si enfocáramos nuestras energías en que los ministerios generen más resultados «en la misión»?
«Las personas creen que enfoque significa aceptar aquello en lo que debe enfocarse. Pero no significa eso en absoluto. Significa rechazar los cientos de otras ideas que hay. Es necesario elegir con cuidado. En realidad, estoy tan orgulloso de las cosas que no hice como de las que hice. Innovación es rechazar 1.000 cosas» – Steve Jobs
¿Recuerda la parábola de María y Marta? Mientras Marta trabajaba con diligencia, María estaba sentada a los pies de Jesús. Pero Marta, que estaba ocupada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!» Jesús le respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.» Lucas 10:38-42 (RVC)
Siempre entendí de esta parábola que Marta hacía cosas buenas y aparentemente esenciales. La lección aquí no es decir que Marta hacía algo malo; simplemente, no era lo correcto. En la actualidad nos enfrentamos a este peligro en la iglesia. Quizá hagamos muchas cosas que consideramos importantes, pero esas acciones no son las que hemos venido a hacer.
¿En qué tarea correcta debemos enfocarnos hoy los Adventistas del Séptimo Día? Al observar la totalidad de ministerios fundamentales en nuestras iglesias, escuelas, hospitales, y más, ¿cómo sabemos en qué debemos enfocarnos? ¿Cómo podemos decidir qué ministerios valen el costo, valen el riesgo? Si vamos a ocuparnos de los negocios de nuestro Padre, ¿en qué querría Él que nos enfocáramos?
La declaración de misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es: «Hagan discípulos de Jesucristo, que vivan como amantes testigos de Él y proclamen a todas las naciones el evangelio eterno del mensaje de los tres ángeles en preparación para Su pronto retorno (Mateo 28:18-20, Hechos 1:8, Apocalipsis 14:6-12)».
Mientras servimos y participamos en esta comunidad de creyentes, prestemos atención a los cambios en el mundo que nos rodea, para que podamos ser sinceros y objetivos en nuestro enfoque al ministerio. Los principios de gestión de riesgos están diseñados fundamentalmente para ayudarnos a permanecer enfocados en el éxito de los objetivos de nuestra misión. Permanezcamos enfocados en nuestra misión, dejemos de lado lo personal y trabajemos en armonía unos con otros para finalizar el trabajo que se nos ha confiado realizar.
«¡Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» Filipenses 3:14 Reina Valera Contemporánea (RVC)