Observé al jurado que deliberaba a través de la pequeña cámara puesta al final de la mesa. Hacía varias horas que debatían; era una discusión dinámica. El caso que los ocupaba tan animadamente era el de una anciana que se había caído en una de nuestras iglesias. A raíz de la caída ella tenía varias fracturas y estaba confinada en la cama, lo cual agravaba sus otros problemas de salud. Al parecer, la barandilla a la que había intentado aferrarse durante su caída estaba suelta y había cedido justo cuando más se necesitaba.
Una parte del jurado parecía tener un enfoque equilibrado del caso, y sopesaba la responsabilidad personal de la demandante con la posible negligencia de la iglesia. Pero a mí me pareció que algunas personas eran simplemente vengativas, querían cargar toda la culpa a la iglesia y castigarla lo más posible. Hacían comentarios como los siguientes:«¡Esta es una iglesia y parece que aquí no se preocupan en absoluto por sus miembros!»
«¡Es un miembro de ellos! ¿Cómo pueden permitir que sucedan cosas como esta a sus propios miembros?»
«¿Qué clase de iglesia es esta?»
Tuve ganas de responderles a través de la cámara, aunque yo no tenía micrófono y el debate era solo una grabación. Más tarde se me ocurrió que si estas preguntas se hicieran sobre una organización que no fuera la iglesia que yo amo, podría ser yo quien hiciera esas duras preguntas. Quizá lo que yo pienso que somos como iglesia no es lo que otros piensan que somos.
¿Qué es el riesgo de reputación?
Piense en el nombre de una marca icónica. Una marca reconocida, que ha durado mucho tiempo y es apreciada. En las marcas de este tipo, el nombre de la marca posee un valor monetario distinto del valor de los activos tangibles que son propiedad de la empresa dueña de la marca. La empresa tiene una reputación vinculada a su nombre de marca, y si esta se daña, esa empresa podría sufrir pérdidas financieras, y su nombre podría tener menos valor que antes. Lo mismo ocurre con nuestra iglesia.Nuestra marca tiene una reputación valiosa en nuestra comunidad y sociedad. Pueden conocernos como una iglesia que es cálida y atrayente, o como un lugar frío y crítico. Pueden conocernos como una iglesia que se preocupa por la gente o como una iglesia que no se preocupa en absoluto. Es importante proteger nuestra reputación. ¿Qué valor tiene el nombre de nuestra iglesia?
Pueden conocernos como una iglesia que se preocupa por la gente o como una iglesia que no se preocupa en absoluto. Es importante proteger nuestra reputación.
El riesgo de reputación es la pérdida de valor causada por publicidad, percepción del público o acontecimientos negativos que tienen un impacto adverso sobre la reputación de una organización.
¿Ha pensado en considerar el riesgo de reputación y el daño que puede causar a nuestro nombre y a nuestra reputación? Representamos algo mucho más grande que nosotros mismos. Nuestras actividades no solo representan a nuestra iglesia local o a la familia de la escuela; también encarnan a nuestra conferencia local. Por ejemplo, si mis acciones como anciano de la iglesia ocasionan una demanda contra la iglesia, la conferencia local (de la que formo parte) es la demandada. De manera similar, representamos a la iglesia mundial Adventista del Séptimo Día, y en un sentido mayor, al Reino de Dios.
Proteger nuestra reputación es simple
¿De qué maneras podemos proteger el nombre de nuestra iglesia y todo lo que esta representa? Afortunadamente estas maneras son simples. Quizá no siempre sean fáciles, pero son simples.- Enfocarse en la misión - Solo realice aquellas actividades en nombre de la iglesia para las que la iglesia está equipada y que ha planeado hacer bien. Pregunte: ¿Lo que hacemos se realiza con los estándares esperados?
Deberíamos preguntarnos: «¿Cuál es nuestra misión?» ¿Qué actividades están por fuera de nuestra misión y deberían estar a cargo de otras personas más especializadas en esa actividad?» Enfocarse en la misión y estar preparado para los riesgos inherentes a estar «en misión» ayudará a proteger la reputación de la Iglesia Adventista.
- Comunicación de crisis – Cuando ocurren crisis, es importante que entendamos cómo responder como organización. El plan de comunicación de crisis para su conferencia debería:
- indicar quién es el portavoz (en general, a nivel de la conferencia o de la unión),
- expresar cuál es el mensaje de la organización, y
- garantizar que el mensaje se transmita de manera coherente y compasiva.
En una situación de crisis, podemos ser útiles si siempre dirigimos las preguntas al portavoz designado de una manera compasiva. Debemos evitar comunicar datos que conocemos (que podrían ser incompletos o inexactos), y el otro extremo, que es manifestar: «¡Sin comentarios!» Deberíamos optar por decir: «Puede recibir la mejor información y la más completa si habla con (nombre del portavoz designado)». Estar preparado para responder a las crisis que se producen mitigará el impacto a la reputación.
Estas ideas pueden resumirse en el tema de trabajar juntos. Es decir, en el sentido local y en un sentido más amplio. Asesórese con la junta directiva de su iglesia antes de iniciar un nuevo ministerio o de planificar actividades. No actúe solo y fuera de las directrices o políticas de la iglesia. El cuerpo de Cristo funciona mejor cuando trabaja sin egoísmo y permanece en la misión. Proteger juntos nuestra reputación no siempre es fácil, pero es simple.