Recuerdo cuando me enteré del tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook. Cuando iba de camino a retirar a mis hijos de la escuela, puse la radio para escuchar las noticias. Cuando los periodistas transmitieron la última información y la cantidad conocida de víctimas, una oleada de angustia amenazó con invadirme. De inmediato apagué la radio. Mis hijos estaban en preescolar y primer grado.
Lamentablemente, la tragedia no es algo de lo que podamos protegernos. Vivimos en un mundo lleno de pecado, donde niños inocentes se convierten en víctimas de un hombre con una enfermedad mental decidido a terminar con todo. Es un mundo donde los seres queridos sufren de enfermedades debilitantes o nos dejan demasiado pronto; un mundo en el que países enteros pueden sufrir la destrucción de terremotos, tsunamis o huracanes en un solo día.
Cuando una tragedia nos toca de cerca, el impacto nos deja aturdidos. Es normal que nos hagamos preguntas como «¿Por qué ocurrió esto?» o «Dios, ¿dónde estás?». Enfrentar la muerte de un ser querido es especialmente devastador, y las personas que la sufren pueden sentir que no pueden hacer nada.
Lamentablemente, la tragedia no es algo de lo que podamos protegernos. Vivimos en un mundo lleno de pecado, donde niños inocentes se convierten en víctimas de un hombre con una enfermedad mental decidido a terminar con todo. Es un mundo donde los seres queridos sufren de enfermedades debilitantes o nos dejan demasiado pronto; un mundo en el que países enteros pueden sufrir la destrucción de terremotos, tsunamis o huracanes en un solo día.
Cuando una tragedia nos toca de cerca, el impacto nos deja aturdidos. Es normal que nos hagamos preguntas como «¿Por qué ocurrió esto?» o «Dios, ¿dónde estás?». Enfrentar la muerte de un ser querido es especialmente devastador, y las personas que la sufren pueden sentir que no pueden hacer nada.
Qué puede hacer cuando se enfrenta a una pérdida
1. Busque apoyoEs natural que se aísle cuando se produce una muerte. Durante un tiempo, quizá necesite darse un tiempo para sobrellevar lo ocurrido. Algunas personas prefieren la soledad o la reflexión en lugar de trabajar con un grupo. Haga lo que le parezca mejor. Sin embargo, las pérdidas y los hechos trágicos deben reconocerse y enfrentarse. No intente eludir lo que ocurrió «metiéndose» de lleno en el trabajo. Quizá necesite hablar con un pastor, un consejero, un amigo o un familiar que comprenda las emociones que usted está experimentando.
2. Acepte que lo ayuden
Si no permite que sus amigos y familiares le brinden apoyo (es posible que ellos también estén sufriendo), se creará tensión y resentimiento. Aunque usted no siempre sepa expresar sus necesidades en momentos de profundo dolor, es importante que los demás sepan que usted valora y advierte su amor y preocupación.
3. Cuídese
Cuando nos sentimos abrumados por la pena, es fácil desatender las necesidades físicas, pero cuidarse a uno mismo es fundamental para sobrellevar el dolor. Dedique tiempo a dormir el tiempo suficiente, comer alimentos nutritivos y hacer ejercicio. Evite los tranquilizantes como el alcohol y los estupefacientes, que sólo adormecen el dolor de la pena y demoran por un tiempo el proceso de duelo. Sin embargo, no haga cambios importantes en su rutina habitual o en su régimen normal de medicamentos si está bajo el cuidado de un médico.
4. Dese tiempo
Las respuestas al dolor son exclusivas de cada persona que las experimenta. No existe una manera correcta o errónea de sufrir, ni un tiempo establecido para sentirse triste por una pérdida. Algunas personas pueden volver a sus rutinas habituales pocas semanas después de su pérdida. Otras pueden necesitar algunos meses para sobreponerse por completo. El proceso sanador lleva años, y es normal sentir momentos de tristeza aun décadas después del fallecimiento de una persona. Dedique el tiempo que necesite para elaborar el duelo y reintegrarse a su comunidad.
Cuándo pedir ayuda externa
El duelo normal sigue un patrón irregular, en el que los sentimientos comprensibles de angustia y pena disminuyen con el tiempo. Después de estos sentimientos vendrán emociones agradables y recuerdos felices de la persona fallecida. En el duelo normal, puede encontrarse esperanza en el futuro y la autoestima permanece intacta. Sin embargo, esté atento a los síntomas de depresión grave, que requieren tratamiento. Algunos de esos síntomas son los sentimientos constantes de profunda tristeza, ira, desesperación y fatiga, sumados a una sensación de impotencia e inutilidad que se extiende a lo largo del día, durante más de tres o cuatro semanas.Es importante saber que la pena no equivale a la depresión, pero que cualquier tipo de pena puede desencadenar un episodio de depresión grave. En estos casos, busque ayuda de un consejero profesional, psicólogo, grupo de apoyo de duelo o centro de crisis, especialmente si se siente abrumado o experimenta pensamientos suicidas.
Encontrar aceptación después de una tragedia puede ser difícil, y el proceso sanador lleva tiempo. Aunque necesite meses o años, rodéese de familiares, amigos y personas que lo ayuden a conmemorar a su ser amado. Si lo hace, y sabe cuándo pedir ayuda a un consejero, podrá sobrellevar su pena mientras sigue adelante con su vida.
En la parte dos, hablaremos de cómo apoyar a alguien que se enfrenta a una pérdida.
