Desde hace veinte años, los resúmenes de noticias nos informan sobre condenas penales de sacerdotes, pastores y otros líderes religiosos sometidos a la justicia por abuso sexual a niños. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no estuvo exenta de estas participaciones delictivas en hechos graves. Sin embargo, las tendencias generales están tomando una dirección más favorable.
La iglesia ha adoptado medidas progresivas para prevenir estos delitos contra menores, y el resultado es una disminución de incidentes que involucran a clérigos, maestros y voluntarios de la Iglesia Adventista. La investigación apropiada de personas que trabajan con personas jóvenes y otras medidas cuya finalidad es proteger a los niños de adultos depredadores han tenido un efecto positivo. Sin embargo, existe una tendencia cada vez más acentuada en los casos de abuso sexual: el abuso sexual de un niño a otro.
En el 2014, Adventist Risk Management, Inc. (ARM) recibió 13 denuncias de abuso sexual de clientes de la iglesia asegurados. Este número se redujo en casi un 50% desde el 2013. Sin embargo, de los 13 nuevos casos, más de la mitad se refirió a abusos de un niño a otro. Este número de denuncias conforma sólo una porción de los incidentes que se producen. Existen otras organizaciones de cuyos incidentes ARM no se entera debido a que se utilizan otras compañías de seguro.
Muchos casos pasan desapercibidos, o no recibimos las denuncias, porque no se convierten en reclamaciones de seguros. A ARM esta tendencia le resulta alarmante por distintas razones. Los escenarios de prevención del abuso general son ineficaces para evitar los casos de abuso sexual de un niño a otro. Investigar a los niños no va a servir para detectar un posible abuso. Los niños están acompañados de otros niños en casi todo tipo de actividad normal: en los Conquistadores, la escuela sabática, el salón de clase y el parque de recreo. En consecuencia, las reglas típicas para las interacciones entre adultos y niños no se aplican a estas situaciones.
¿La Iglesia es responsable?
Existen muchas razones por las cuales los niños abusan sexualmente de otros niños. En algunos casos se trata de un adolescente que abusa de un niño más pequeño. En otros, las acusaciones se refieren a compañeros de la misma edad o incluso de dos niños que abusan sexualmente de otro niño de la misma edad.El tema de la responsabilidad de la iglesia surge cuando los padres confían a sus hijos al cuidado de la iglesia local, como por ejemplo en Conquistadores, la escuela sabática, la escuela bíblica de vacaciones, clases o incluso afuera, en el parque de recreo. En lo que se refiere a los niños que están al cuidado y bajo la custodia de la iglesia o de la escuela, la responsabilidad de cuidarlos se vuelve primordial. En términos legales, la organización actúa in loco parentis, lo cual significa actuar «en lugar del padre». Este concepto requiere que las organizaciones asuman la responsabilidad legal del padre cuando el niño está bajo su cuidado, para protegerlo y brindarle un ambiente seguro. Si se produce un abuso de un niño a otro en una iglesia o en el ámbito escolar, la responsabilidad puede recaer en la iglesia o la escuela que actúa en lugar del padre para brindar una supervisión razonable al niño. Si la organización es negligente en cuanto a brindar esa supervisión, surge la responsabilidad.
Los líderes deben estudiar cuidadosamente el tema de la supervisión adecuada. Sobre la base de estudios de casos, se aconseja tener en cuenta cómo y dónde interactúan los niños. Considere todos los aspectos de sus actividades; por ejemplo, actividades de grupo y ambientes informales como el parque de recreo, excursiones donde es posible que uno o dos niños pasen desapercibidos aunque sea durante un tiempo breve, y en los baños. Estos escenarios ofrecen la oportunidad de que se produzcan abusos.
La PrÓxima semana: el impacto del abuso y cómo aplicar justicia a ambas partes